SANDVIK COROMANT - Fundamentos de las fábricas ecológicas: hacia las cero emisiones netas
¿Cómo conseguimos fábricas más eficientes y ecológicas? La industria manufacturera será la abanderada de convertir los compromisos de la COP26 en realidad. Como señaló el naturalista británico David Attenborough en el evento: «necesitamos una nueva revolución industrial, impulsada por millones de innovaciones sostenibles; una revolución que ya está empezando». Las áreas de una planta que pueden hacerse más ecológicas son incontables, así que ¿por dónde deben empezar los fabricantes? En este artículo, Anders Dellblad, jefe de suministro sostenible de Sandvik Coromant, revela la estrategia de la empresa para diferenciarse como fábrica ecológica. La industria es responsable del 23 % de las emisiones mundiales y representa la segunda fuente de emisiones más importante después de los sistemas de generación de energía según la organización no gubernamental (ONG) Energy & Climate. En la COP26, un evento decisivo para promover la desaparición de las emisiones de CO2 en la industria, se tomaron varias decisiones para mejorar la sostenibilidad de la fabricación y alcanzar el objetivo de cero emisiones netas. Entre las iniciativas más importantes se encuentra la implantación de corredores marítimos ecológicos —que crearán rutas marítimas sin emisiones entre dos puertos para reducir el impacto medioambiental del transporte y la logística— y el compromiso de más de 40 países de dejar de depender del carbón en las próximas dos décadas. Cambios como estos tendrán sin duda un impacto positivo en la sostenibilidad de la industria. No obstante, los fabricantes deben analizar detenidamente su entorno si quieren conseguir que sus procesos sean más respetuosos con el medio ambiente. En la fábrica Otra área de ineficiencia que la industria no puede pasar por alto es la cantidad de residuos que produce. Los residuos industriales representan la mitad de todos los residuos generados en el mundo. La fabricación es solo una de las fuentes de residuos industriales, pero es la mayor y la que más crece. Dado que representa más de la mitad del Producto Bruto Mundial (PMB) anual, no es difícil entender por qué la industria manufacturera genera tantos residuos. Sin embargo, ésta también se enfrenta a unos márgenes aterradores. Se estima que la fabricación desperdicia el 10 % del PMB cada año, lo que suma 8 billones de dólares. En este caso, no estamos hablando solo del desperdicio de productos, como el número de componentes desechados debido a una herramienta desgastada. Su magnitud llega a todas las áreas de la fabricación, desde la I+D hasta los productos defectuosos, pasando por la maquinaria averiada. Estas estadísticas pintan un panorama sombrío para la fabricación. Sin embargo, no debemos perder la esperanza. Sería ingenuo decir que llegará el día en que la fabricación no genere residuos. Siempre habrá fallos en los productos y en los equipos en algún punto de la cadena. Sin embargo, lo que los fabricantes tienen que hacer es limitar estos incidentes tomando decisiones más informadas sobre su planta. Eficiencia y ecología Aquí, «ecológico» no es una palabra sin significado. Para que un taller sea una auténtica fábrica ecológica debe mostrar formas tangibles de promover prácticas sostenibles en los procesos, la cadena de suministro y entre sus clientes. Una empresa que, por ejemplo, quiera crear una fábrica ecológica puede invertir en medidas que reduzcan las tasas de residuos y el tiempo de inactividad de las máquinas optimizando la distribución de la fábrica, o puede tomar medidas para generar, utilizar y recuperar el calor de forma más eficiente, como la instalación de quemadores de alta eficiencia que también recuperen el calor residual. También puede querer minimizar las distancias que recorren las piezas en la cadena de suministro, como la propuesta de corredores verdes de la COP26, o convertir sus residuos en material reutilizable. No hay una lista de lo que hace que una fábrica ecológica sea ecológica. En realidad, las empresas pueden adoptar muchas medidas sostenibles para que sus operaciones sean más ecológicas como, por ejemplo, un buen programa de reciclaje o una calefacción eficiente desde el punto de vista energético. Pero tener tantas opciones sostenibles entraña sus problemas. Los directores de planta pueden sentirse incapaces de elegir y decidir qué soluciones son las mejores para su fábrica. Al fin y al cabo, no hay dos plantas iguales. La única forma de evaluar de forma tangible los resultados de sostenibilidad de una empresa es hacer un seguimiento de todas sus fábricas e instalaciones en el mundo. Los fabricantes necesitan un contacto y una fuente de datos fiable que les sirva de punto de referencia para desarrollar una estrategia ecológica. Esta herramienta no existía hasta que Sandvik Coromant la desarrolló. Sostenibilidad en una única herramienta La funcionalidad de la herramienta se divide en seis dimensiones diferentes: salud y seguridad, recursos, entorno de trabajo, emisiones y residuos, instalaciones, instalaciones e infraestructura y, por último, pero no menos importante, producción. Cada dimensión se califica en función de su rendimiento y su estado se asocia a indicadores clave de rendimiento (KPI) para supervisar su mejora. Digamos, por ejemplo, que una instalación descubre que sus procesos de fabricación desperdician mucha agua, por lo que puede querer invertir en un equipo de tratamiento de residuos líquidos que separe el agua pura de los residuos para poder utilizarla de nuevo. Esto es exactamente lo que hizo la planta de Sandvik Coromant en China en 2020, recuperando 69 toneladas de agua de los residuos de la unidad en el proceso. Pero es mucho más que una simple recopilación de datos. La herramienta ofrece puntos destacados, riesgos y otras sugerencias para la toma de decisiones que permiten conocer a fondo los problemas de eficiencia de una planta. Se puede hacer un seguimiento y calcular áreas como el uso del agua y las aguas residuales, el exceso de calefacción, el uso de materias primas, los tiempos de funcionamiento de las máquinas e incluso el hábito de utilizar vasos de papel en la sala de descanso de los empleados, para proporcionar pasos medibles, basados en datos, que promuevan una fabricación más sostenible. Sandvik Coromant
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